Las consecuencias de una desastrosa planificación de la formación médica
Desde 1995 es necesario el título oficial de especialista para ejercer en el SNS. A esa altura podía hacerse perfectamente una planificación de las necesidades de especialistas a la luz de la demografía del sistema, que demostraba con claridad en qué momento habría jubilaciones masivas. Llegada esa época, nos encontramos con que desde 2008 a 2020 hemos pasado de 28 a 43 facultades de Medicina manteniendo el embudo del MIR que limita la capacidad de reciclar especialistas, por no mencionar las condiciones contractuales para los recién especializados, que hacen que vayan a otros países que les ofrecen mejores condiciones y que se benefician del esfuerzo formador de España. Detectado (por fin) el problema, ahora hay prisas por resolverlo, pero se va a hacer de forma incompleta y chapucera. María García, en Redacción Médica, traslada la preocupación de las sociedades de especialidades, que dudan que las plazas MIR 2020 cubran las jubilaciones. También María García en Redacción Médica recoge el desencanto de los pediatras, que consideran que el incremento de un 2% previsto para su especialidad es “insuficiente” y piden contar con los centros de salud para la formación. Y como colofón, también en Redacción Médica, Marcos Domínguez se hace eco de que no hay tutores suficientes para las plazas previstas de MIR de MFyC.